Navegación tradicional por las estrellas en la Polinesia Francesa: un arte ancestral bajo cielos infinitos
- loureibel
- 17 jul
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Actualizado: 17 ago
Navegar sin brújulas, sin mapas y sin instrumentos modernos, cruzando uno de los océanos más vastos del planeta. Así lo hicieron, durante más de tres mil años, los antiguos polinesios. Su arte de la navegación, basado en el profundo conocimiento del cielo, del océano y de la naturaleza, les permitió conectar más de mil islas dispersas en el inmenso Triángulo Polinesio.
Hoy, esta tradición ancestral, conocida como wayfinding, sigue viva en la Polinesia Francesa. Más allá de un legado cultural, es una muestra extraordinaria de la relación íntima que los polinesios han cultivado con el mar y las estrellas.

Un mapa celestial
Para los navegantes polinesios, el cielo es un mapa vivo. Las estrellas no solo marcan el paso del tiempo: sirven de guía para trazar rutas precisas en mar abierto. Constelaciones como Te Tautoru (el cinturón de Orión) o Te Ika o te Marua (la Vía Láctea) proporcionan referencias direccionales, mientras que estrellas específicas emergen o desaparecen en puntos fijos del horizonte, indicando el rumbo a seguir.
El conocimiento del ciclo estacional de las estrellas permite, además, elegir las mejores épocas para emprender largas travesías, aprovechando corrientes y vientos favorables.
Leer el mar y la naturaleza
La navegación tradicional no se basa únicamente en las estrellas. Los antiguos navegantes polinesios desarrollaron una capacidad extraordinaria para leer el entorno marino:
Las olas y las corrientes: Cada archipiélago genera patrones únicos de olas que pueden ser percibidos incluso sin contacto visual con tierra firme.
El vuelo de las aves: Ciertas especies costeras, como el noio (charrán negro), indican la proximidad de islas.
Las nubes y el color del agua: Determinadas formaciones nubosas o reflejos en el mar señalaban la presencia de atolones o lagunas cercanas.
Este conjunto de conocimientos formaba un sistema de navegación completo y profundamente integrado con el entorno natural.
Un renacimiento cultural
Durante siglos, este arte de navegar estuvo en riesgo de desaparecer, eclipsado por la colonización y la tecnología moderna. Sin embargo, a partir de la década de 1970, un movimiento de renacimiento cultural ha revitalizado la navegación tradicional en todo el Pacífico.
En la Polinesia Francesa, asociaciones como Faafaite i te Moana y navegantes apasionados han construido réplicas de las antiguas canoas de doble casco, como la Faafaite. Estas embarcaciones han vuelto a cruzar el océano guiadas únicamente por las estrellas, en honor a los conocimientos ancestrales.
Hoy, el wayfinding es un símbolo de orgullo cultural y un puente entre el pasado y el presente.
Va’a: la canoa polinesia
El Va’a (canoa polinesia de un solo casco con balancín) es mucho más que un deporte en la Polinesia Francesa: es un vínculo vivo con las tradiciones de los antiguos navegantes.
Cada año, competiciones como la mítica Hawaiki Nui reúnen a cientos de remeros que cruzan lagunas y mares abiertos entre las islas. Más allá de la competición, numerosas asociaciones ofrecen salidas en Va’a, permitiendo a locales y visitantes descubrir la sensación única de deslizarse sobre el océano al ritmo de la pagaia.
Participar en una sesión de Va’a es una forma auténtica de experimentar la relación respetuosa y armoniosa que los polinesios mantienen con el mar.
Holopuni: navegar a vela y a remo entre islas
El Holopuni Va’a representa una evolución moderna del espíritu explorador polinesio. Se trata de una canoa polinesia equipada con velas. Estas embarcaciones permiten combinar el arte del remo con el uso de las velas, evocando las grandes migraciones oceánicas del pasado. Participar en una escapada en Holopuni es sumergirse en la esencia misma de wayfinding: la confianza en el mar, la lectura del cielo y la conexión total con la naturaleza.
Un arte que inspira
La navegación tradicional polinesia es mucho más que una técnica de orientación. Es una filosofía de vida basada en la observación paciente, la humildad frente a la naturaleza y la transmisión de un conocimiento ancestral.
Hoy, mirar las estrellas desde una playa de la Polinesia Francesa es también recordar a aquellos que, guiados únicamente por su sabiduría y su coraje, cruzaron océanos inexplorados. Su legado continúa inspirando a nuevas generaciones de navegantes… y a todos aquellos que sueñan con descubrir el mundo bajo el cielo infinito del Pacífico.




