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Mitología de la Polinesia Francesa: un universo ancestral de dioses, héroes y fuerzas cósmica

  • loureibel
  • 17 jul
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 8 ago

La Polinesia Francesa no es solo playas de postal y lagunas turquesa. Bajo su belleza natural se oculta un universo mítico milenario, donde dioses, espíritus, fuerzas de la naturaleza y héroes culturales tejen una cosmovisión rica y viva. Explorar la mitología polinesia es descubrir el alma espiritual de las islas, una red sagrada que une la tierra, el mar, el cielo y a las personas.


Marae ‘Ārahurahu: vestigio sagrado vinculado a los dioses polinesios, Tahití -                                                         Crédito foto: © Stéphane Mailion Photography
Marae ‘Ārahurahu: vestigio sagrado vinculado a los dioses polinesios, Tahití - Crédito foto: © Stéphane Mailion Photography

El origen del mundo: Ta’aroa


Según los antiguos tahitianos, el universo comenzó dentro de una concha cerrada llamada Rumia. Allí moraba Ta’aroa, el dios creador, en soledad infinita.

Un día, Ta’aroa rompió la cáscara y comenzó la creación:

  • Con su columna hizo las montañas,

  • con su piel la tierra firme,

  • con sus lágrimas los mares,

  • con su voz llamó a otros dioses.

Así nacieron las islas, los hombres y las leyes del cosmos. Ta’aroa no solo creó el mundo: lo dotó de sentido espiritual.


Hina: diosa de la luna, la sabiduría y la creación


Hina es una figura central de la mitología. Se la asocia con la luna, los sueños y la feminidad sagrada. Uno de los relatos más famosos la muestra enamorada de Tuna, una anguila mágica. Al morir, Hina planta su cabeza y de ella nace el primer cocotero, regalo sagrado para la humanidad. Otras leyendas la muestran ascendiendo al cielo para escapar del mundo de los hombres, transformándose en la luna misma.


Hiro: el héroe rebelde de los mares


Hiro no es un dios, sino un héroe cultural, mitad hombre mitad divinidad. Constructor de canoas gigantes (pahi), conquistador de monstruos marinos, ladrón de fuego, protector de los navegantes.

Representa la astucia, el coraje y la libertad. En algunas islas como las Marquesas, también es considerado el dios de los ladrones, símbolo del ingenio y del desorden necesario.

Su legado vive en los mitos, pero también en las historias contadas por los pescadores y talladores de madera.


Otros grandes dioses del panteón polinesio


La mitología polinesia cuenta con muchas deidades que encarnan las fuerzas cósmicas y los elementos naturales. Entre las más importantes:

  • Tāne: dios de los bosques, la vida y la humanidad.

  • Tangaroa: dios del mar y los peces, presente en muchas leyendas de navegación.

  • Rongo: dios de la paz y la agricultura.

  • : dios de la guerra, la fuerza y la estrategia.

Estos dioses no solo son mitos: su influencia se observa en los tabúes, los rituales y la organización social tradicional.


Tatuajes, marae y símbolos vivos


En la Polinesia, el conocimiento sagrado no se escribía: se tatuaba en la piel. El tatau es un lenguaje mítico: cada línea representa una conexión con un dios, un antepasado o una fuerza de la naturaleza.

También existen los marae, templos de piedra al aire libre, donde se celebraban rituales para honrar a los dioses y reforzar el mana del clan.

Los tikis, estatuas con forma humana, protegen los lugares sagrados y encarnan a espíritus guardianes.


Mana: la energía que lo conecta todo


Todo en el universo polinesio, una piedra, una ola, un árbol, una persona, posee mana, una energía sagrada invisible. El mana puede ser fuerte o débil, positivo o destructivo, según cómo se use o se respete. Quienes tienen mucho mana son respetados: jefes, sacerdotes, guerreros, artistas... Pero también los lugares pueden tenerlo: una cumbre volcánica, un marae (templo), una estatua tiki. El equilibrio del mundo depende de mantener el mana en armonía.


Viajar a través de los mitos


Conocer la mitología polinesia transforma tu viaje: ya no visitas solo paisajes, sino lugares cargados de historia sagrada. Cada roca, cada montaña, cada danza tiene un significado profundo.

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